« Experiencia de Noelia Medina. ¿Cómo una escritora erótica se documenta por internet teniendo la opción de visitar un club y hacerlo por ella misma?».
Estas fueron las palabras de Rafael Mora, dueño del club Sevilla Liberal, días antes de abrirme la puerta de su negocio y de la libertad. La propuesta era una presentación literaria en el lugar pero, antes, vio conveniente que lo visitara a puertas cerradas para mostrarme las instalaciones y contarme lo que ocurriría allí en poco más de una hora.
«¿Lo ves todo vacío? Cierra los ojos y, cuando los abras…», me dijo con una sonrisa, dejándolo en el aire.
Cuando los abrí, cualquiera que me conozca un poco diría que esa no era yo. La Noelia que entró asustada, casi temblando y tapando el vaso para que no le echaran nada raro en la bebida… esa no era la que llevaba conviviendo conmigo veinticuatro años; la chica de mentalidad abierta, la luchadora de la libertad. ¿Qué esperaba encontrar?
Seré sincera: perversión, personas que «ya no tienen nada que hacer sexualmente» y van allí por eso, sexo por todas partes y chicos acechándote por las esquinas. ¿Qué fue lo que encontré? Un pub donde tomarme una copa tranquilamente, parejas de todas las edades, sexo donde tú quisieras verlo y un respeto tan pulcro que cualquier discoteca desearía. Aquel día se celebraba una gran fiesta en la que habían más de ciento sesenta parejas. Pues bien, nadie me tocó ni por equivocación.
Casi se me cae la mandíbula al suelo cuando pasaban cerca de mí y me pedían educadamente que les dejara paso. Yo, que me pongo los gemelos fuertes en las discotecas de mantener los pies anclados al suelo, luchando por no caer de los empujones… Y el respeto. ¡Cuánto respeto! Entre las propias parejas, con personas ajenas, conmigo, que llegué con mi libretita tomando apuntes… Uno a uno les pregunté si alguna vez habían dicho de parar o simplemente «no» y habían seguido insistiéndole. Todo el mundo me respondió que jamás les había pasado, que en el mundo liberal hay una serie de normas no escritas que siempre se respetan. El cariño. Con cuánto cariño me trataron, y tratan, siempre que voy. Allí y en los clubes posteriores que también les han abierto las puertas a mis libros.
Pero si tengo que destacar algo, algo que me asombró por encima del respeto, de la mentalidad abierta, del cariño, de la facilidad para conversar… Si algo me impactó sobremanera fue el amor. Una vez me dijeron que en este mundo liberal no existe el amor, que es solo sexo. Mienten. Sí, sí que existe. No habrá vínculos afectivos con otras parejas, pero el brillo que yo he visto en los ojos mientras un chico me hablaba de su chica, o viceversa; la manera de recalcar que lo importante es él/ella y que a cualqui síntoma de incomodes todo se termina estén en el punto que estén de la relación er sexual… Eso es amor. Allí no hay parejas rotas buscando reconstruir lo que no existe; allí hay parejas fuertes buscando mejorar su entereza. Allí , cada cual decide con quién acostarse, disfrutar y pasar un buen rato y, sin embargo, eligen levantarse y convivir siempre con la misma persona grande que esa? Se llama libertad. Y cuando todo . Animo a todo el mund entendí eso . ¿Hay prueba de amor más , creo que llegué a entenderlo o a abrir la mente y sentarse en una mesita del pub mientras ojea lo que allí sucede. Siempre está la opción de no volver, pero tengo la leve sospecha de que, bajo tus propias norma s volverás. Noelia Medina. Escritora erótica.