A pesar de la distancia, nunca siento tu frialdad,
Y cuando los cuerpos danzan, aún sin bailar pegados
Nunca perdemos el paso,
Jamás asomó a nuestra orilla, la sensación de fracaso.
En la sombra eres mi luz, en la claridad mi anhelo,
Mi música, tus gemidos
Que me guían por el camino
De la pasión y el deseo.
Envueltos en el desenfreno, con el fuego ya prendido,
Mis manos en otros senos mantendrán viva la llama,
Que ya apagaré contigo, sobre el tapiz de la cama
Con el alba por testigo.
Si la vida son tres días, y la mitad hemos gastado,
Quizás no sea mal negocio,
Cambiar un trozo de cielo,
Por un pacto con el pecado.
Esas caricias ajenas, que llueven sobre tu piel,
Yo las siento como mías.
Ya sean de ella o de él,
En pleno juego de tres o en la amplitud de una orgía.
Desnuda eres mi Eva,
Y el “sentío” se me quita
Cuando te vuelves curiosa,
Y te entregas a Afrodita.
Es el juego de la pasión,
Una atmósfera de sombras
Envolviendo a una rutina que callada y clandestina
Poco a poco se evapora.
Dando paso a la fantasía,
Cual navegantes del gozo
En el mar del deseo.
Yo con solo contemplarte,
Mantendré mi fuego vivo,
Y al alba se cumplirá el dicho.
El último será el primero…
Cuando esté solo contigo.
El Duende